CIUDAD Y CIUDADANIA


LA DEFENSA DE LOS ESPACIOS PÚBLICOS


Enrique Vivanco Riofrío *


La ciudad, lugar de encuentro por excelencia, se comparte especialmente a través de su red de espacios públicos, red formada por un espacio continuo longitudinal de elementos conectados que son de propiedad y responsabilidad colectiva y de libre utilización por todos, que además focalizan y articulan el tejido urbano, le dan significado y le aportan imágenes, lo cual nos ha hecho afirmar que esos espacios, son sagrados.

La historia de los espacios de propiedad y uso público, edificados y privatizados, es larga en el Ecuador, especialmente en nuestras grandes ciudades. Son muchas las propiedades, parques, plazas, quebradas que se han rellenado y que por tanto fueron espacios públicos, que han terminado con edificaciones y que de una u otra manera se han privatizado.

El Código Civil define claramente el Comodato como Préstamo de Uso, pero aún así muchos municipios lo han utilizado para ceder los espacios públicos a instituciones o personas quienes contradictoriamente, luego se sienten o se convierten, a través de la prescripción adquisitiva de dominio, en sus propietarios, estas personas naturales o jurídicas, han edificado en los parques y espacios de uso y propiedad pública.

Algunos casos clamorosos de lotización de espacios públicos cedidos o vendidos a empleados gubernamentales o municipales, también se encuentran en la negra historia de estos espacios en nuestro país.

Las últimas tendencias de las “concesiones” y otros “convenios” han permitido edificaciones con inversión privada en espacios públicos, que suele ser el primer paso para la adjudicación y su privatización.

En lo urbanístico, con estas edificaciones, se alteran los planos horizontales y verticales, que son los que conforman el espacio público. Los horizontales se fragmentan y los verticales se modifican pues aparecen nuevos planos que transfiguran el espacio subdividiéndolo y perdiéndose sus límites originales.

Los espacios públicos han de ser transparentes, diáfanos, sin obstáculos. Las edificaciones en estos espacios lo que suelen hacer es producir tugurios, pues son pantallas o límites que permiten que algunos ciudadanos las utilicen como servicio higiénico, escondite de delincuentes y basureros, o inclusive en vivienda de indigentes y de otros ciudadanos no tan indigentes.

La lucha ardua y larga de la ciudadanía, en la defensa de los espacios públicos empieza a tener resultados, hemos sido partícipes y testigos de varias de estas acciones. Los ciudadanos perciben muy claramente, en nuestras ciudades congestionadas, contaminadas y cada vez más densas, la necesidad vital de esos espacios, parques y jardines para la libre utilización de todos.

Grupos organizados de ciudadanos y de técnicos aislada o conjuntamente han logrado en los últimos años recuperar espacios públicos, detener o modificar obras que atenten contra los parques, árboles y vegetación, salvaguardando áreas que mejoran la calidad de vida y de las que nuestras ciudades tienen déficit.

*Enrique Vivanco Riofrío es Doctor Arquitecto y Catedrático Universitario
Publicado en Diario El Telégrafo. 6 de marzo del 2009. Pp. 11.


LA CONSULTA CIUDADANA

Enrique Vivanco Riofrío*

Algunos sistemas y formas para que los ciudadanos participen en las decisiones en planificación y ordenamiento territorial, existen y se conocen en el Ecuador, se habla de la participación ciudadana y de la planificación y planes participativos.

En la perspectiva de la democracia directa, uno de los mecanismos para la democratización de la planificación territorial y urbanística es el de la Consulta Ciudadana, que consiste elevar un plan o un proyecto a una instancia superior que es la de los mandantes, los ciudadanos.

Los planes una vez concluida su fase inicial y aprobado en primera instancia por la autoridad competente, cantonal, provincial o regional, son elevados a consulta ciudadana.

A través de publicaciones en los medios de comunicación, poniendo a disposición de cualquier interesado, personas naturales o jurídicas los documentos pertinentes a la propuesta inicial. Dentro de un plazo, que como mínimo debería ser de treinta días, cualquiera puede presentar por escrito sus sugerencias, observaciones o alternativas a esas propuestas.

Una vez concluido este plazo, el equipo técnico redactor del Plan tiene otro plazo para responder por escrito y con los argumentos pertinentes a todos y cada uno de quienes han presentado esas sugerencias, observaciones y alternativas con las razones por las cuales se aceptan o no, total o parcialmente.

 Se ajustan los planes y se hace una refundición de los mismos incorporando aquellas observaciones aceptadas y se presenta entonces sí, a la autoridad competente para su aprobación definitiva.

Se puede argumentar que este proceso toma más tiempo del habitual, esto es verdad, pero tiene mayor fuerza por la instancia superior de aprobación y deberá ser respetado por las autoridades y los ciudadanos. Considerando que son largos los plazos para los cuales estos planes se aprueban, este tiempo adicional tampoco resulta significativo.

Otro de los argumentos exhibidos en contra de la aplicación de este sistema, es el de que no todos los ciudadanos pueden opinar sobre un plan o un proyecto, cuestión deleznable que desconoce no solo los derechos ciudadanos que pueden verse afectados o no por un plan, sino que menosprecia las capacidades ciudadanas para observarlo y sugerir cambios o alternativas.

Actualmente los denominados planes participativos, no consideran esta democracia directa aplicada a la planificación, únicamente se han venido consultando a los gremios asociaciones y colegios profesionales, en los cuales sabemos están en su dirigencia ciertos grupos que no representan a la totalidad de los asociados, y que pueden haber como de hecho hay grupos disidentes o de otras tendencias que no siempre están representados, dejando además sin posibilidad de opinión a los demás ciudadanos.

Esta propuesta en definitiva lo que plantea, es un acercamiento a la democracia directa en un tema como el de la planificación y el ordenamiento territorial, que como es evidente, en el Ecuador toma más importancia cada día.

*Doctor Arquitecto y Catedrático Universitario
Publicado en Diario El Telégrafo. 22 de abril del 2009. Pp. 11.


LOS MERCADOS EN QUITO

Enrique Vivanco Riofrío *

Desde los años 70, en Quito no se han construido mercados municipales nuevos, en aquellos años un préstamo del BID permitió construir los que ahora conocemos: San Roque, La Carolina, La Magdalena, etc.

En estos más de treinta años transcurridos, el Distrito Metropolitano de Quito ha pasado de tener setecientos ochenta y tres mil habitantes (censo de 1974) hasta un millón ochocientos cuarenta mil, del censo del año 2001.

Según un estudio realizado para el nuevo sistema de comercialización de alimentos, en los barrios populares de Quito, alrededor del 64% de los ciudadanos realiza su abastecimiento en los mercados, y únicamente el 36% lo hace en supermercados o comisariatos. Esta situación es diferente en otras zonas de ingresos económicos más altos.

Quienes conocen la forma en que en muchos casos se realiza esta compraventa, saben que deja mucho que desear, es sencillamente impresentable para una ciudad como Quito, inclusive para cualquier pequeña población que se precie. Los ciudadanos realizan sus compras en medio del barro y la basura que por toneladas arrojan las ferias libres y puestos de mercado. Comerciantes, compradores y productos expuestos al sol y a la lluvia.

Una gran cantidad de productos (alrededor del 64%) de los que se venden en los mercados, de acuerdo al mismo estudio, no son aptos para consumo humano.

Mercados que ya no cumplen su finalidad porque son al mismo tiempo mayoristas y minoristas: Mayorista, San Roque, Chiriyacu, La Ofelia y otros, presentan distorsiones comerciales graves y caotizan la ciudad, pues ingresan hasta zonas céntricas camiones de tonelaje medio y grande para descargar sus productos y desde allí se distribuyen otra vez a los vendedores minoristas de otros mercados y ferias libres, con gran incidencia en el tráfico vehicular y en la contaminación de esas zonas.

El Mercado Mayorista ya cumplió su vida útil, la nueva Central Mayorista sobre la cual existen estudios previos para su ubicación, recogerá todos los abastecimientos que en alimentos requiere el Distrito, para que de allí se distribuya, en cantidades y empaquetamientos para la venta al por menor y en vehículos de menor tamaño, los alimentos debidamente seleccionados por su calidad y precio, limpios, regulando el mercado y garantizando a la población su calidad.

La construcción de los nuevos mercados, además de ser un servicio indispensable que debe brindar la municipalidad, resultará en aportes urbanísticos a las zonas en donde se asientan. Serán el lugar adecuado para que los ciudadanos puedan realizar su abastecimiento diario o semanal de productos alimenticios, en condiciones de seguridad y comodidad a la altura de sus requerimientos y del siglo XXI.

La construcción de estos mercados creará empleo y puestos de trabajo durante su proceso de edificación, pero además, y esto es lo más importante, proveerá a una buena cantidad de vendedores (más del 80% son mujeres jefas de hogar) de un puesto de mercado estable, con buenas condiciones de higiene y de trabajo, garantizándole su clientela y proyecciones futuras de crecimiento y progreso.


*Doctor Arquitecto y Catedrático Universitario
Publicado en Diario El Telégrafo. 7 de mayo del 2009. Pp. 11.

LA ESCUELA Y LA CIUDADANIA
Enrique Vivanco Riofrío

Un programa muy interesante que podrían implementar las nuevas autoridades que se posesionarán en pocos días más, los gobiernos municipales para sus propias unidades y por acuerdos con el gobierno central para las unidades fiscales, es el abrir las instalaciones de las escuelas y colegios a la comunidad, para actividades deportivas y culturales en días y horas que no afecten a las actividades académicas curriculares y extracurriculares.
El calendario escolar que abarca alrededor de 190 días lectivos, deja casi la otra mitad del año disponible entre fines de semana, feriados y vacaciones para que la ciudadanía pueda hacer una utilización reglamentada de los espacios e instalaciones escolares.
Este programa permitiría que se incrementen de forma notable los espacios deportivos en los barrios, a los que seguramente acudirán nuestros jóvenes y los no tan jóvenes también, a hacer ejercicio, deporte y cultura, actividades imprescindibles para una vida sana, alejada de las drogas y la delincuencia.
El programa de apertura de algunos clubs de algunas instituciones públicas que fueron construidos con fondos del estado, ahora abiertos a la ciudadanía, podría tener una aplicación adicional en las escuelas y colegios públicos tanto municipales como fiscales.
Esta apertura, también derivará en un conocimiento más directo y permanente de los ciudadanos y padres de familia de las edificaciones e instalaciones con las que cuenta la institución educativa y su estado de mantenimiento, situación que puede convertirse en una nueva y conveniente veeduría ciudadana, acercando la escuela a la ciudadanía.
Los temores de que este sistema no funcione adecuadamente por eventualidades que pudieran ocurrir, se pueden evitar con una normativa eficiente respecto de la prohibición de actividades nocivas y de la preocupación en la limpieza y cuidado responsable de edificaciones e instalaciones que son las mismas que utilizarán en otros días y horarios sus propios hijos o parientes y los hijos y parientes de sus vecinos.
La experiencia que se tiene de la utilización de estas instalaciones para las elecciones nacionales y seccionales, demuestra que la ciudadanía tiene cuidado y respeto por ellas y avala la propuesta. Cualquier particularidad o evento aislado no puede cuestionar todo un programa bien reglamentado.
En algunos países ya se han desarrollado este tipo de programas, son experiencias positivas que deberíamos aprovechar, más si el nuestro tiene, como sabemos, déficit de instalaciones deportivas y de espacios para actividades de los jóvenes, siendo por otro lado, los recursos escasos para construir más instalaciones y espacios que no se utilizan intensivamente.
La relación escuela ciudadanía debe ser un elemento muy importante en la formación de los jóvenes, programas como el propuesto pueden convertirse en un elemento que active esta relación, que permita y profundice el diálogo y que los posibles beneficios se trasladen también a la elevación del nivel académico, condición indispensable si buscamos el progreso de la patria.

Publicado en Diario El Telégrafo. 25 de mayo del 2009. Pp.11


LOS PEATONES EN QUITO

Enrique Vivanco Riofrío
Doctor Arquitecto y Catedrático Universitario

El crecimiento poblacional que casi ha duplicado la población de Quito entre los dos últimos censos, la política de densificación edificatoria, el crecimiento explosivo del parque automotor, han convertido a Quito, de una ciudad en la que los peatones circulaban con comodidad y seguridad, en una en la que los mismos peatones son, contradictoriamente, los últimos de la lista de los elementos del tráfico urbano: peatón, conductor, vehículo y vía.

Las inversiones en la ciudad tienen desde hace algunos años un enorme desbalance entre lo que se invierte en vías, “facilidades” de tránsito, pasos elevados, “reformas geométricas” y ciclo rutas, con lo que se ha invertido en aceras. Muchas de las aceras de la ciudad no tienen planos continuos, hay escalones de diversa magnitud y altura, hay obstáculos, huecos y otras obstrucciones, condiciones que con la mala calidad de los materiales, que son de cualquier tipo, no dan ninguna facilidad al peatón ni menos aún invitan, como deberían, a caminar la ciudad.

Los turistas también se ven sorprendidos con la falta de espacios públicos peatonales, paseos y aceras en buenas condiciones. Estas negativas características de las aceras, son en muchas ocasiones, causa de fatales accidentes, en Quito mueren más de cuatrocientos peatones por año.

Las aceras son solo una parte del espacio público, entendido como un espacio longitudinal continuo, que permite la conectividad y que es de libre utilización por todos, son además, espacios que protegen al peatón de la circulación de vehículos livianos o pesados. Es lamentable la confusión conceptual del espacio público que es un todo; calzada, parterre, ciclo ruta y aceras, demostrando muchas de las actuaciones en vías, una falta absoluta de planificación y diseño urbano.

La discriminación que se hace con los peatones, al parecer proviene de otra confusión terrible, que se la ha anunciado repetidamente, “las aceras son responsabilidad de los frentistas”.

La seguridad, comodidad, belleza y lujo inclusive, que deben ser atributos indispensables de los espacios públicos, exigen que se realice un Plan Especial de Espacios Peatonales, de exclusiva responsabilidad municipal, estableciendo tipologías de aceras, continuidad de los planos, pasos cebras, iluminación, vegetación y señalización adecuadas y bien ubicadas. Semáforos para vehículos con fase intermedia para peatones y otros semáforos solo para peatones, que sean sonoros para invidentes.

Es necesaria también, la mejor selección de los materiales y sistemas constructivos que permitan, que cualquier cambio o reparación de las redes que van por debajo de las aceras, se haga sin dificultades ni costos mayores.

La creación de paseos, ampliando las aceras y las vías en los retiros de los predios, en algunas de las vías principales, creará auténticos bulevares, que devolverán a los quiteños la posibilidad y el deseo de caminar, lo cual redundará en el mejoramiento de la convivencia ciudadana, devolviendo a la ciudad su esencia de lugar de encuentro, mejorando la salud de sus habitantes y produciendo cierto alivio en el tráfico vehicular.

Publicado en Diario El Telégrafo. 23 de junio del 2009. Pp.11





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