martes, 23 de octubre de 2012

LAS PLANTAS DE TRATAMIENTO DE AGUAS SERVIDAS



Con los estudiantes de la materia de Proyectos Urbanos, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central del Ecuador, se hicieron en los años 2006 y 2007, una serie de breves investigaciones urbanas sobre Quito, una de ellas se refirió al sistema de alcantarillado de la ciudad. Los estudiantes aprendieron como está estructurado este sistema, los colectores y sus tipos, la ubicación de los mismos, sus caudales y dimensiones y el proyecto de los interceptores y plantas de tratamiento. También aprendieron que la propuesta para las plantas, ya no era de una tecnología actualizada pues se contemplaban piscinas de oxidación que era la propuesta tradicional, ahora se habla de lodos activados; y lo más importante, comprobaron lo que ya sabíamos, ¡Quito no tiene una planta de tratamiento de aguas servidas!

En una colaboración profesional con las consultoras: Urbana  (Ecuador) y Padeco (Japón) para realizar un estudio para el Banco Mundial sobre el crecimiento de las ciudades, allí se verifico nuevamente, con los responsables de la EMAAP de entonces y para sorpresa de los consultores japoneses,  que la ciudad seguía sin esas plantas de tratamiento.

Quito como núcleo urbano de un crecimiento muy elevado en las últimas décadas, vierte todas las aguas negras de la ciudad a los ríos y quebradas, que cruzan la urbe o corren por sus zonas aledañas.


Una serie de obras importantes, previas a la construcción de la planta de tratamiento de aguas servidas, como los interceptores en dos fases, que son colectores que evitan que estas aguas viertan directamente al rio para canalizarlas hacia la planta de tratamiento, ya se han realizado.

También se han hecho importantes obras en las laderas del Pichincha para evitar los deslaves y controlar los caudales de aguas lluvias que incluyen grandes cantidades de lodos, ramas, arboles inclusive, en los fuertes aguaceros que soporta Quito. Algunos de los colectores principales también se han renovado y mejorado su funcionamiento, la densificación del uso de suelo pasa y pasará factura en este sentido.

Las aguas de esos ríos y quebradas que después recorren los valles aledaños, tienen por tanto un grado de contaminación altísimo y son aguas que riegan prados y sembríos, en zonas de vivienda, agrícolas y ganaderas que circundan la ciudad, especialmente hacia los valles de los Chillos, Cumbayá y Tumbaco.

Las implicaciones a la ciudadanía por este hecho son monstruosas, las enfermedades gastrointestinales son altísimas, la ausencia laboral, los costos de salud, inclusive una posible disminución de la esperanza de vida por enfermedades repetidas, son consecuencia de este grave problema.

La administración municipal de turno, publicita que la cobertura de alcantarillado en el Distrito Metropolitano es del 90,68%, en el área urbana sube al 96,29% y en la rural es del 76,56%, pero todo este servicio dada la alta concentración de población ya no es suficiente, pues la gran cantidad de aguas negras son vertidas directamente a los cursos de agua, ríos y quebradas, sin ningún tratamiento, 0% en tratamiento de aguas residuales.

En un estudio realizado hace unos pocos años, sobre el sistema de comercialización de alimentos en el distrito se detectó que un alto porcentaje de los alimentos que se venden en los mercados, no son aptos para consumo humano. De acuerdo al INEC, la morbilidad por diarrea y gastroenteritis de presunto origen infeccioso, fue la primera causa de morbilidad en el Ecuador en el año 2010.

El proyecto de la planta de tratamiento de aguas servidas, que lo lleva adelante la EPMAPS (Agua potable y alcantarillado), se ha ido postergando. Para el año 2006, contemplaba dos plantas de tratamiento: Saguanchi y Oyacoto. Para ese año, tenían ya un dimensionamiento y una ubicación determinadas según el plano adjunto.


Ahora la empresa, que con seguridad es la más solvente de todas las empresas municipales, con el gran crecimiento que tiene la ciudad, se ha visto en la necesidad de realizar un nuevo dimensionamiento, se prevén tres plantas en lugar de dos, la capacidad total con un horizonte al año 2040, para 3.640.840 habitantes, es ahora de 7,73 m3/s.  Se han previsto nuevas ubicaciones: Turubamba, La Ecuatoriana y Vindobona y se aplicará otra tecnología con un costo total de 353,4 millones, la Central Hidroeléctrica asociada a la planta de Vindobona costará 18 millones adicionales.

Un proyecto de esta magnitud e importancia, que requiere acciones inmediatas, tiene que empezar por los estudios de pre factibilidad y factibilidad, la selección y expropiación, si es del caso, de los terrenos para su implantación, de los diseños definitivos y de la construcción de la obra, proceso que debió iniciarse hace ya bastantes años y sobre el cual no hay mayor información, esperamos que culmine como anuncian en el año 2018, pues no puede seguir siendo postergado más, por las razones anotadas, y además porque han de construirse 36,4 kilómetros de emisarios.


Su ubicación producirá molestias e inconvenientes a los vecinos del lugar, por esto hay que actuar en los dos sentidos, seleccionar cuidadosamente la ubicación y hacer una consulta pública para que los vecinos puedan presentar observaciones, sugerencias o inclusive alternativas a la propuesta y luego que el equipo técnico de respuestas por escrito a todas y cada una de esas opiniones ciudadanas, sin caer en la “generación de consenso pasivo o deslegitimando el conflicto social”.

Esta consulta pública es el mejor medio de evitar que los ciudadanos supuestamente afectados se opongan al proyecto, por el contrario participen y vean los beneficios que todos los habitantes de la ciudad tendrían por la instalación de estas plantas. Esto no es lo que se ha venido llamado la socialización del proyecto, que no implica participación real sino comunicación de los aspectos benéficos de un proyecto, sin dar la posibilidad a que los ciudadanos presenten por escrito y con fundamentos sus observaciones, sugerencias y alternativas, inclusive con asesoramiento técnico, legal, etc., si lo consideran pertinente.

Otras ciudades del Ecuador están en situaciones similares a la de Quito, tienen concentraciones de población relativamente altas y su población ha crecido significativamente en estos últimos años, muchas de ellas deberían incluir en sus planes, los espacios necesarios para estas plantas además de prever su diseño y financiamiento.