lunes, 12 de agosto de 2013

LA ARQUITECTURA Y LOS CONCURSOS


Los concursos:


Desde 1956 la UNESCO encargó a la UIA el asegurar el respeto de los estándares para el lanzamiento y  operación de los concursos internacionales de arquitectura y urbanismo. Estos estándares están establecidos en las regulaciones UIA-UNESCO que dan los lineamientos y normas para el proyecto; procedimientos, composición del jurado, compensación a los ganadores, calendario y publicación de resultados.

Edificios icónicos, que fueron realizados a través de concursos internacionales aprobados por la UIA y llevados a cabo bajo su supervisión son entre otros: La Opera de Sídney, El Centro Pompidou, El Ministerio de Asuntos Exteriores en Riad, El Foro Internacional de Tokio, La Biblioteca Françoise Mitterrand en París, La Biblioteca Alejandrina en Egipto, etc.

En el pasado muchos edificios, que se conservan hasta ahora, fueron objeto de selección en concursos de arquitectura con muy buenos resultados y magníficas obras, que son también iconos urbanos hasta la fecha: La Opera de París, inaugurada en 1875, de Charles Garnier, arquitecto por entonces desconocido, que a sus 35 años ganó el concurso convocado al efecto, dentro de la reconstrucción de París encargada al Barón Haussmann por Napoleón III.

Las obras del maestro de la arquitectura Alvar Aalto, que han sido declaradas patrimonio arquitectónico del siglo XX, muchas de las cuales fueron producto de concursos de arquitectura, son otro excelente ejemplo, Aalto y su esposa participaron en más de cien concursos por invitación o abiertos, ganando un buen número de ellos.

En Estados Unidos existe desde hace 16 años, un concurso de arquitectura que premia dos veces por año, varias edificaciones que se seleccionan en el concurso denominado “Good Design is Good Bussiness”, para destacar aquellas edificaciones que aportan no solo la belleza y funcionalidad de sus diseños, sino también la calidad constructiva, la innovación, la eficiencia, su sostenibilidad, el ahorro de energía, que demuestran que un buen diseño es un buen negocio.

En otros países como España o Colombia los concursos de arquitectura son una institución desde hace muchos años. La Sociedad Colombiana de Arquitectos tiene mucha vida, entre otras cosas, gracias a la obligatoriedad que por ley tienen las instituciones públicas de convocar a concursos de arquitectura cuando las obras del estado sobrepasan un límite de costo.

La de Colombia es sin duda una experiencia a seguir, 50 años de concursos y gran acción de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, con resultados e influencias muy notables en su arquitectura. Los colegios profesionales de arquitectos en el Ecuador deberían mirar con mayor atención el camino recorrido por la SCA y los resultados de la arquitectura en Colombia, no digamos en otros países como España, en donde la arquitectura tiene la significación que se merece.

Todos estos son solamente ejemplos de un sistema de selección que sin duda tiene innumerables ventajas, debemos tener en cuenta que las edificaciones se piensan y se construyen para durar muchos años, significan una gran inversión que debe ser rentable y que aporte a la buena arquitectura, al arte, a la cultura de un país, a la enseñanza; no solo a los estudiantes de arquitectura y a los arquitectos, sino sobre todo a la ciudadanía, que empieza a valorar la buena arquitectura producida por concursos bien llevados y con las edificaciones concluidas.

El Respeto a la Arquitectura:


Frente a la literatura, escultura, teatro, cine, la arquitectura, al menos en este país, resulta vilipendiada.

La lista es larga de muchas obras que se asignan directamente, una buena cantidad de concursos que no se construyen, que no se respetan ni las decisiones de los jurados ni los derechos de autor de los ganadores, o concursos distorsionados que se refieren más a cuestiones burocráticas, de valoraciones cuantitativas, de numerosos y enrevesados documentos, con bases muy mal elaboradas, convirtiendo a la arquitectura en objeto de compras públicas.

Por el contrario, todos los días vemos excelentes edificios en todas partes del mundo que se difunden; por Internet, en revistas y libros de arquitectura, que son producto de concursos nacionales o internacionales en los cuales se valora más lo cualitativo, como debería ser y que representan unos hitos que son aportes luminosos a la cultura de esos países. Cuestión que ni de lejos ocurre en el Ecuador.

Jurados:


Uno de los aspectos clave de los concursos es la selección de los miembros del jurado, buscando que cumplan al menos las siguientes condiciones indispensables: su experiencia profesional, académica, y el haber participado anteriormente como jurado en algún otro concurso.

El elegirlos con anterioridad y anunciarlos conjuntamente con el lanzamiento del concurso, garantiza su transparencia y permite a los concursantes poder determinar si tienen o no relaciones comerciales o nexos familiares que los incapacitarían para participar.

Asesores:


Unas bases del concurso bien elaboradas que ayuden a los concursantes a definir con mayor precisión y rapidez sus propuestas, es un asunto también clave, las bases, por otro lado, deben contener toda la información necesaria, un programa arquitectónico claramente definido, información precisa del terreno y su entorno, organigramas de las relaciones funcionales, y otros aspectos bien trabajados, permiten a los jurados hacer una elección entre las mejores opciones, con criterios adecuados y en igualdad de condiciones.

Premios:


No se puede dejar de considerar que los concursos atraen a un muy buen número de participantes, a veces mas de cien y casi siempre más de 20 propuestas, que son elaboradas por un grupo amplio de profesionales de la arquitectura, en equipos que incluyen ayudantes y otros profesionales de otras especialidades cada vez en mayor número. Es por esto que los premios necesitan ser proporcionados y justos a la dimensión y cantidad de trabajo y a la participación del número de profesionales especialistas involucrados.

Plazos:


Las edificaciones que se construirán con los proyectos ganadores son generalmente edificios que han de durar alrededor de 50 años, en ese horizonte es razonable pensar que el proceso de diseño y construcción tome 1 o 2 años de acuerdo a la dimensión del proyecto, significa únicamente entre el 2 y el 4% del tiempo de vida útil de un edificio, lo cual no es nada significativo. Por estas razones los plazos que se establezcan en los concursos deben considerar un tiempo adecuado a la complejidad y profundidad del estudio que se solicite.

El tiempo empleado en los concursos y proyectos se ve ampliamente recompensado en la calidad de la edificación y en su economía, pues un edificio bien pensado debería utilizar mejores materiales y sistemas constructivos, durabilidad razonable y defensa de la inversión.

Compromisos:


Las instituciones comprometidas en el proceso de un concurso deben respetar las decisiones del jurado, no solo por todo el proceso que implica, sino que también se deben comprometer a construir los proyectos ganadores, de otra forma se desacredita esta institución tan importante y resultan vanos los esfuerzos realizados.

Los concursos de arquitectura, desde nuestro punto de vista, y de las experiencias de otros países del mundo y de la región, son además de fuente de inspiración y enseñanza para los arquitectos y los estudiantes de arquitectura, aportes significativos para las ciudades, al ser obras de destacados arquitectos, las mejores opciones, que quedarán como hitos de cada una de las épocas que en el futuro se estudiarán con especial atención, en claro beneficio de la arquitectura ecuatoriana.

La opción del concurso implica además la selección democrática de las mejores propuestas, la posible participación de los jóvenes arquitectos y la eliminación consiguiente de contratos adjudicados directamente.