Jaime Andrade Heymann, arq.
CI. 1702521426
Cuatro expresiones publicadas en la
edición del 27 de diciembre de 2016 del diario El Comercio, concitan mi
atención: el artículo de Antonio Rodríguez Vicéns titulado “Aclarando los
hechos…”, la caricatura de ROQUE, ¡Avisan los ‘milagros’ y no los ‘santos’!, el
artículo de investigación del diario, ‘ El Gobierno dice que sin pruebas no
admitirá versiones de Odebrecht’ y el REMITIDO: Solicitado por Carolina Salome
Arias Bravo CI 0201463973 sobre, EL CASO
ODEBRECHT que resulta ser un comunicado del Gobierno Nacional a la
ciudadanía.
En el primero se hace pública la
verdad sobre la demanda al Banco del Pichincha por el Presidente de la
República, en la que acudiendo al lector, el autor da una versión de los hechos
que es incuestionablemente verdadera, él fue el abogado defensor del Banco del
Pichincha en la causa que menciona, y en esa condición no puede mentir. Lo
segundo, la caricatura de Roque, pone su infaltable humor sobre una
preocupación autentica de la ciudadanía: el caso Odebrecht.
En el tercer caso, se quiere dar la
tónica de que si la empresa en cuestión no lo demuestra, entonces no es válida
su propia culpa, lo cual es un sofisma, y en el cuarto caso quitando lo de la
solicitud que parece un caso de modestia innecesaria, se devela la situación:
que no sufren las arcas fiscales, que no se ha hecho un daño al país…!
Que la empresa ahora negocie su
situación con el gobierno de los EEUU y se avenga a pagar multas a cambio de un
nuevo estatus, es lo mismo que ocurrió aquí, con la aceptación de la compañía
de la realización de reparaciones y el pago de una cantidad por lucro cesante;
obtuvo a cambio la participación en concursos espurios que le beneficiaron con
nuevos contratos millonarios, porqué su record en la Contraloría aparecía
impoluto.
Es una paradoja sin nombre,
mencionar que los contratos adicionales que tuvo Odebrecht, fueron las dos
fases de la Ruta Viva y ahora el contrato para la fase 2 del Metro de Quito,
cuando todo el mundo sabe cuáles fueron y de donde vinieron las presiones y las
decisiones para tales contratos.
¡Lo demás es puro cuento!
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