Los concursos:
Desde
1956 la UNESCO encargó a la UIA el asegurar el respeto de los estándares para
el lanzamiento y operación de los
concursos internacionales de arquitectura y urbanismo. Estos estándares están
establecidos en las regulaciones UIA-UNESCO que dan los lineamientos y normas
para el proyecto; procedimientos, composición del jurado, compensación a los
ganadores, calendario y publicación de resultados.
Edificios
icónicos, que fueron realizados a través de concursos internacionales aprobados
por la UIA y llevados a cabo bajo su supervisión son entre otros: La Opera de
Sídney, El Centro Pompidou, El Ministerio de Asuntos Exteriores en Riad, El Foro
Internacional de Tokio, La Biblioteca Françoise Mitterrand en París, La Biblioteca
Alejandrina en Egipto, etc.
En el
pasado muchos edificios, que se conservan hasta ahora, fueron objeto de
selección en concursos de arquitectura con muy buenos resultados y magníficas
obras, que son también iconos urbanos hasta la fecha: La Opera de París,
inaugurada en 1875, de Charles Garnier, arquitecto por entonces desconocido,
que a sus 35 años ganó el concurso convocado al efecto, dentro de la
reconstrucción de París encargada al Barón Haussmann por Napoleón III.
Las
obras del maestro de la arquitectura Alvar Aalto, que han sido declaradas patrimonio
arquitectónico del siglo XX, muchas de las cuales fueron producto de concursos
de arquitectura, son otro excelente ejemplo, Aalto y su esposa participaron en
más de cien concursos por invitación o abiertos, ganando un buen número de
ellos.
En
Estados Unidos existe desde hace 16 años, un concurso de arquitectura que
premia dos veces por año, varias edificaciones que se seleccionan en el
concurso denominado “Good Design is Good Bussiness”, para destacar aquellas
edificaciones que aportan no solo la belleza y funcionalidad de sus diseños,
sino también la calidad constructiva, la innovación, la eficiencia, su
sostenibilidad, el ahorro de energía, que demuestran que un buen diseño es un
buen negocio.
En
otros países como España o Colombia los concursos de arquitectura son una
institución desde hace muchos años. La Sociedad Colombiana de Arquitectos tiene
mucha vida, entre otras cosas, gracias a la obligatoriedad que por ley tienen
las instituciones públicas de convocar a concursos de arquitectura cuando las
obras del estado sobrepasan un límite de costo.
La
de Colombia es sin duda una experiencia a seguir, 50 años de concursos y gran
acción de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, con resultados e influencias
muy notables en su arquitectura. Los colegios profesionales de arquitectos en
el Ecuador deberían mirar con mayor atención el camino recorrido por la SCA y
los resultados de la arquitectura en Colombia, no digamos en otros países como
España, en donde la arquitectura tiene la significación que se merece.
Todos
estos son solamente ejemplos de un sistema de selección que sin duda tiene
innumerables ventajas, debemos tener en cuenta que las edificaciones se piensan
y se construyen para durar muchos años, significan una gran inversión que debe
ser rentable y que aporte a la buena arquitectura, al arte, a la cultura de un
país, a la enseñanza; no solo a los estudiantes de arquitectura y a los
arquitectos, sino sobre todo a la ciudadanía, que empieza a valorar la buena
arquitectura producida por concursos bien llevados y con las edificaciones
concluidas.
El Respeto a la Arquitectura:
Frente a la literatura, escultura, teatro,
cine, la arquitectura, al menos en este país, resulta vilipendiada.
La lista es larga de muchas obras que se asignan
directamente, una buena cantidad de concursos que no se construyen, que no se
respetan ni las decisiones de los jurados ni los derechos de autor de los
ganadores, o concursos distorsionados que se refieren más a cuestiones
burocráticas, de valoraciones cuantitativas, de numerosos y enrevesados
documentos, con bases muy mal elaboradas, convirtiendo a la arquitectura en
objeto de compras públicas.
Por el contrario, todos
los días vemos excelentes edificios en todas partes del mundo que se difunden;
por Internet, en revistas y libros de arquitectura, que son producto de
concursos nacionales o internacionales en los cuales se valora más lo cualitativo, como debería ser y que representan
unos hitos que son aportes luminosos a la cultura de esos países. Cuestión que
ni de lejos ocurre en el Ecuador.
Jurados:
Uno
de los aspectos clave de los concursos es la selección de los miembros del
jurado, buscando que cumplan al menos las siguientes condiciones indispensables:
su experiencia profesional, académica, y el haber participado anteriormente
como jurado en algún otro concurso.
El elegirlos
con anterioridad y anunciarlos conjuntamente con el lanzamiento del concurso, garantiza
su transparencia y permite a los concursantes poder determinar si tienen o no relaciones
comerciales o nexos familiares que los incapacitarían para participar.
Asesores:
Unas
bases del concurso bien elaboradas que ayuden a los concursantes a definir con
mayor precisión y rapidez sus propuestas, es un asunto también clave, las
bases, por otro lado, deben contener toda la información necesaria, un programa
arquitectónico claramente definido, información precisa del terreno y su
entorno, organigramas de las relaciones funcionales, y otros aspectos bien trabajados,
permiten a los jurados hacer una elección entre las mejores opciones, con
criterios adecuados y en igualdad de condiciones.
Premios:
No
se puede dejar de considerar que los concursos atraen a un muy buen número de participantes,
a veces mas de cien y casi siempre más de 20 propuestas, que son elaboradas por
un grupo amplio de profesionales de la arquitectura, en equipos que incluyen
ayudantes y otros profesionales de otras especialidades cada vez en mayor
número. Es por esto que los premios necesitan ser proporcionados y justos a la
dimensión y cantidad de trabajo y a la participación del número de
profesionales especialistas involucrados.
Plazos:
Las
edificaciones que se construirán con los proyectos ganadores son generalmente
edificios que han de durar alrededor de 50 años, en ese horizonte es razonable
pensar que el proceso de diseño y construcción tome 1 o 2 años de acuerdo a la
dimensión del proyecto, significa únicamente entre el 2 y el 4% del tiempo de
vida útil de un edificio, lo cual no es nada significativo. Por estas razones
los plazos que se establezcan en los concursos deben considerar un tiempo
adecuado a la complejidad y profundidad del estudio que se solicite.
El tiempo
empleado en los concursos y proyectos se ve ampliamente recompensado en la
calidad de la edificación y en su economía, pues un edificio bien pensado
debería utilizar mejores materiales y sistemas constructivos, durabilidad
razonable y defensa de la inversión.
Compromisos:
Las
instituciones comprometidas en el proceso de un concurso deben respetar las
decisiones del jurado, no solo por todo el proceso que implica, sino que también
se deben comprometer a construir los proyectos ganadores, de otra forma se
desacredita esta institución tan importante y resultan vanos los esfuerzos
realizados.
Los
concursos de arquitectura, desde nuestro punto de vista, y de las experiencias
de otros países del mundo y de la región, son además de fuente de inspiración y
enseñanza para los arquitectos y los estudiantes de arquitectura, aportes
significativos para las ciudades, al ser obras de destacados arquitectos, las
mejores opciones, que quedarán como hitos de cada una de las épocas que en el
futuro se estudiarán con especial atención, en claro beneficio de la
arquitectura ecuatoriana.
La
opción del concurso implica además la selección democrática de las mejores
propuestas, la posible participación de los jóvenes arquitectos y la eliminación
consiguiente de contratos adjudicados directamente.
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